jueves, 4 de febrero de 2010

Reporte de viaje a Japon

Conoci a mi novio hace 12 años en una barra de un restaurant de sushi en Buenos Aires. Me volví adicta al sushi y después de 3 años de clases aprendí a hacerlo. No era sólo la comida lo que me atraía de Japón. La tierra del manga, de Godzilla y los robots, de las tribus urbanas mas variadas, de Tadao Ando, del butoh, del anime, de los pachinkos, de los electrodomésticos que hablan y anuncian todo lo que hacen.

Pero también el país de los Shrines, los templos, los onsen, del kabuki, del bunraku, del Noh, del Taiko, del Shamisen, de los samurais, de las maiko. Y nombro sólo algunas de las tantas expresiones que forman lo que en occidente reconocemos como característico de Japon, tan particular, tan único, tan exquisito, tan atento al mínimo detalle.

Planeé un viaje a Japon para saber más de todo lo que me fascinaba tanto y era muy importante el contacto con la gente. Estudié la lista y me concentré en la región Kanto y en la Kansai. Con mucho tiempo empecé a armar mi viaje y 1 mes antes de partir tenia todo confirmado.

Hay lugares como el monte Fuji, Miyajima, Kyoto, Kamakura y Nara que fueron inolvidables pero en un punto no era importante en donde estábamos sino lo que absorbíamos cada día, lo que nuestros hosts nos explicaban, cada día era una historia a descubrir.

Descubrimos en los japoneses a gente de una amabilidad sin comparación: atentos, corteses, capaces de cederte su propio cuarto para que estés más cómodo. La cortesía y el respeto es tanto que también impone una distancia que, en algunos casos se supera inmediatamente y en otros lleva un poco más de tiempo. De todos modos, en todos los hogares en los que nos recibieron siempre nos hicieron sentir como en casa. Compartíamos un desayuno que podía ser arroz con algas, tempura, salchichas con huevo, soba o té verde.

Comimos cosas por primera vez, muchos sabores desconocidos para nosotros. Es difícil lanzarse a experimentar tanto si no sos impulsado y los servas nos indujeron a probar. Porque nuestros hosts nos esperaban, nos agasajaban de diferentes maneras, nos sorprendían también con su honestidad y fueron ellos los que en definitiva armaron nuestro viaje que insisto no fue tanto geográfico sino un viaje a la profundidad de conocer al otro distinto y en ese proceso conocernos como humanos. Algo que no dije: llevamos nuestras bicicletas plegables y las usamos mucho!

Las bicis y el Japan Rail Pass que recomiendo ya que viajar en Japón es muy caro. Hicimos una parada a la ida y vuelta en LA (el viaje en avión se hace larguísimo de otro modo) y a la vuelta unos días en Seul, Korea merece mucho más tiempo pero esta parada sirvió para deslumbrarnos por el empuje de este país increíble con una gente súper amable.

Este fue un víaje mágico, gracias a todos nuestros hosts, saben que si vienen a Buenos Aires van a pasarla muy bien! Aca no tenemos ni el watercloset ni el baño japonés pero si tenemos una nuevisima arrocera a presión y estoy aprendiendo a usarla!!! Ana y Hernan


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