jueves, 8 de enero de 2009

Visita a la ESMA

Un grupo de SERVAS Argentina el día 08 de noviembre del 2008, realizamos una visita guiada a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), ubicada en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires.
La misma, funcionó como Centro de Detención, Tortura y Exterminio (CCDT y EXT) durante la última dictadura militar.
Dentro de ella, se encuentra actualmente el Espacio para la Memoria y la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos.
El Pabellón Central, conocido como Cuatro columnas, el Casino de Oficiales, el Pabellón Coy, la Enfermería, el Taller de Automotores y la Imprenta, quedan bajo la órbita del Instituto Espacio para la Memoria.
En el Pabellón Central, una muestra permanente dará cuenta de los hechos ocurridos, durante el terrorismo de Estado de los años 70-80, en el marco de los antecedentes que lo hicieron posible, y sus consecuencias hasta nuestros días.
El Casino de Oficiales fue el principal edificio destinado al alojamiento de Prisioneros, durante el funcionamiento de la ESMA como CCDT y EXT.
El edificio de tres pisos, sótano y altillo, “Capucha” y “ Capuchita”, fueron los lugares destinados a la concentración y tortura de los detenidos desaparecidos.
Solamente al atravesar la puerta uno se estremece. Recorrimos los lugares que han sido destruidos y modificados para no ser reconocidos.
El espacio parecía vacío y silencioso. Sin embargo está lleno de gritos que estuvieron silenciados durante tanto tiempo, y por fin pueden ser escuchados.
Esto fue posible, gracias a muchas personas que pudieron mantener a pesar de todo, sus ideales incorruptibles, y prometieron a sus compañeros VIVIR para contar lo sucedido.
Entre ellas, Víctor Bazterra, con quien tuvimos la oportunidad de dialogar al finalizar el recorrido : obrero gráfico y fotógrafo, secuestrado durante más de cuatro años en la ESMA desde mediados de 1979 hasta el final del régimen militar, en condición de detenido desaparecido.
El aparato represivo lo continuó vigilando hasta agosto de 1984, ya en pleno período democrático.
Durante su cautiverio sacó de la ESMA (en forma clandestina) fotos de represores y de detenidos desaparecidos, que aportó como pruebas en el juicio de las Juntas y en otras causas que investigan crímenes de Terrorismo de Estado.
Cuando nos reunimos para conversar sobre la experiencia, se nos plantearon muchos interrogantes, y no pudimos encontrar las palabras para describir sobre qué de la esencia humana hace que una persona pueda estar vital en esas condiciones, y desee seguir viviendo y confiando en el ser humano, en la vida y su misión en la misma.

Mónica Franco
Colaboraron Griselda Splívalo y Marina Obelar



Ir de visita a la ESMA me terminó de confirmar y aclarar todas las sensaciones y emociones inconcientes que había percibido de pequeña y no podía trasmitir en palabras.
El Proceso en la historia argentina se fue desarrollando entre mis 8 y 13 años, escenario por donde transitaba sin saber realmente lo que sucedía y donde EL SILENCIO ES SALUD era la cartelera y la frase que circulaba.
Recuerdo que el GENERAL VIDELA era la imagen del momento y el Mundial de fútbol ’78 (era clave para tapar el horror que se estaba viviendo). También la brusca ausencia de mi padre en mi familia donde tuvo que exiliarse en otro país fueron marcando mi historia como la de tantos de mi generación, que lo que teníamos impreso en el cuerpo era el silencio, la distancia y el no hablar con extraños.
La ESMA representa el eslabón que faltaba en mi memoria que me permite entender más los sucesos que acontecieron en este país. No puede ponerse en palabras el horror a las 5000 almas desaparecidas que padecieron esta política de estado. Creo que saber la historia y origen propio y de los otros es necesario y muy importante para ser humanos sin fronteras, portando paz e intercambiando culturas.

MEMORIA ES SOSTENER LA VIDA.

Marina Obelar

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